Corrupción de la sinapsis

Un ganglio se removía de dolor e ira
se hartó del viejo cálculo matemático
de sentir la tempestad hirviendo en su sangre y triste de no poder medirla.

se harto de que el barómetro no sintiese amor
por el helio que flotaba en su cielo
ni calcular la estática de diez mil cuerpos móviles.

El ganglio vio a Pitágoras meditabundo en su habitación
tratando de resolver el viejo teorema de thales
que no dedujo mejor forma que romper la hoja
limpiar el sudor de su frente
y sacar la hipotenusa de sus locuras mentales.

el ganglio miro a los ojos desnudos de agustín
y pensó, ¡que hombre para más triste!
no lo sabia pero el era como el humo de las viejas chimeneas
hizo el golpe de pecho en los rostros desconocidos
y predijo que sin mujer no hay lamento.

El ganglio no quiso volver a meditar dos veces
así que llamo a Platón para celebrar con Sócrates
Que en el mundo ya no había más libros abiertos
Y que las mentes, torturadas por la rutina,
Expiraban árboles metálicos en forma de casas.

Aquel ganglio fue agorero de su propio destino
Así que fue a una escuela de cubistas desatorados
Comió con antiestética forma que le dio indigestión
Y vomito sobre un lienzo valiosísimo
Luego llego Leger, celebró el fiasco como obra maestra
No le quedó más al ganglio que desnucarse,
De la emoción no tardó la taquicardia
En llegar a su sensible corazón

El viejo ganglio no murió aquel día,
Aún sigue viviendo en su alcoba
Con libros de Sarte, Platón y “la Biblia”
Tiene el cuadro de la última cena, pintado por Da vinci
Pero lo usa como mesa para estudiar por las noches
Para recostarse sobre él, y sentir el frío de invierno.